29 de octubre de 2012

Sexo, mentiras y citas de Ovidio.

"La verdad existe. Sólo se inventa la mentira."
Georges Braque, pintor y escultor francés.



SEXO...
Hola visitantes. ¡Vaya, cuánta expectación!
Aunque, bueno, veréis... A todos los que habéis llegado hasta aquí buscando sexo debo advertiros que, en cierto modo, habéis sido un poquito engañados.
No obstante, como buen anfitrión que soy, os invito a quedaros todo el tiempo que deseéis; quizá encontréis algo interesante que os guste, o algo tan aburrido que os disguste tanto que no podáis resistir la tentación de ejercer vuestro derecho a la crítica, lo cual, ahora que lo pienso, también lo convierte en interesante, ¿no?
Supongo que habéis sido transportados hasta aquí por alguno de esos potentes motores de búsqueda en el que habíais escrito alguna de las etiquetas falsas que he incluido en este post. Lo cierto es que, sin saberlo, estáis siendo partícipes de un experimento de marketing.
 Y es que me he propuesto comprobar el poder de atracción de ciertas palabras, que son como imanes, sobre una audiencia -la de este blog- más o menos estable, ¡y pírrica!, diréis algunos, sí, pero ¡tan distinguida!, os respondería yo... En fin, que la palabra sexo -y otras de similar connotación-me venía muy bien para el mencionado ensayo y para jugar con un título también... atrayente.
...MENTIRAS...
Pues bien, vamos a lo que vamos, que posiblemente sea lo único interesante con que os toparéis en esta ¿decepcionante visita? No, no creo, ya veréis. Dadle al play:

"Claro de luna"
(1er. mov. Adagio sostenuto)

Precioso tema, ¿verdad? Escrita y publicada en los albores del siglo XIX por el genial Ludwig van Beethoven, mi compositor, y con mucha diferencia, favorito. Escuchando este inmortal tema no puede uno dejar de preguntarse ¿qué pasaba por la cabeza del admirable maestro alemán? 
Mi colega, y sin embargo amigo, Ángel Herrera, toledano de pro y mejor persona (a quien envío desde aquí un saludo -¡hola Ángel, te saludo!-,ya está), como conocedor de mis debilidades, me envió, tiempo ha, un correo en el que, sobre el fondo de unas bellas panorámicas, se narraba una muy almibarada leyenda sobre esta bella melodía que, por supuesto, adornaba tan elaborada presentación. A poco que naveguéis por la Red, no tardaréis en encontraros con esta historia, o con alguna de sus variantes, cuyo argumento se podría resumir más o menos así (poneos cómodos):

Rondaba el buen Beethoven los 30 años y por las muchas desgracias que le había deparado la vida, y cuya enumeración me permitiréis omitir, digamos que no se encontraba en su mejor momento anímico y que todo ello le había llevado incluso a pensar en el suicidio. Quiso el destino que se encontrara con una joven ciega que le dijo que daría cualquier cosa por poder ver la luz de la luna. Aquello conmovió tanto al genial músico que, sintiéndose avergonzado, cambió totalmente su negativa visión de la vida y en un acto de redención y compasión por aquella hermosa muchacha ciega, sentose al piano diciéndole yo haré que puedas 'ver' la luz de la luna, y así fue como nació esta maravillosa obra.   
Muchas son las personas que admiran esta gran obra y que desconocen que como sonata que es -aunque no muy categórica- consta de tres movimientos y parece ser que nadie se ha molestado en inventar una leyenda sobre los dos restantes, así que ¿porqué no lo hacemos nosotros mismos?
¡Venga...! Será divertido... Vale, empezaré yo, escuchad:

"Claro de luna"
(2º mov. Allegretto)
Pues está muy claro. Lo que yo 'veo' en este segundo movimiento es el triunfo del amor, la alegría de vivir. Está claro que Beethoven quedó profundamente impresionado por aquella joven invidente hasta el punto de sentirse locamente enamorado y solicitarle sus favores, que desde luego le fueron concedidos, pues ¿quién no caería en brazos de quien te compone algo así? ¡Hasta yo me lo pensaría! No hay que ser muy despierto para 'ver' que este Allegretto comienza una vez dado el sí, quiero, con la feliz pareja paseando agarrados de la mano mostrando su dicha por las calles de Viena, una manita por aquí, otra por allá, saltito va, saltito viene, que si te quiero mucho, que si yo te quiero más, que si qué feliz soy... bueno y así sucesivamente hasta el consabido ¿en tu casa o en la mía? Pues... en la mía, que tengo una botellita de Lambrusco que da pena verla llena.
 
Y ahora os toca a vosotros, no es obligatorio, pero ¡venga, animaos! Alguien habrá por ahí con la suficiente imaginación como para desvelarnos como terminó la historia de nuestra pareja de enamorados. Sólo tenéis que escuchar atentamente la vertiginosa tercera y última parte de esta sonata y dejar vuestra opinión en el apartado 'comentarios' que está más abajo, os será más fácil si elegís publicarlo de forma anónima (firmando si lo deseáis) en caso de que no tengáis abierto un perfil de los que se solicitan. Así que ánimo, dadle al play, no os distraigáis pensando cuántos dedos hay que tener para poder hacer ésto y, sobretodo, no intentéis hacerlo en casa sin la supervisión de un experto fisioterapeuta.

"Claro de luna"
(3er. mov. Presto agitato)

Mientras os llega la inspiración os iré contando uno de esos raros casos en que la realidad supera a la ficción:

Ludwig van Beethoven escribió la Sonata nº 14, Op. 27, nº2, en do sostenido menor con el sobrenombre de 'Quasi una fantasia' (que comparte con su sonata anterior, la nº 13, Op.27, nº1), en el año 1801, siendo dedicada a una joven condesa de 17 años alumna suya llamada Giulietta Guicciardi, de la que al parecer estaba enamorado. La familia de la joven no veía al gran genio lo suficientemente digno para su niña y la prometieron, y desposaron, con un musiquillo del tres al cuarto pero con el suficiente pedigrí como para no desentonar en la vida social de la aristocracia vienesa. Tal desengaño afectó considerablemente al gran músico, agriándole aún más un carácter que ya de por sí era peculiar, convirtiéndole en un misántropo e impenitente solitario.
Poco después de la ruptura con la joven condesa fue publicada tan extraordinaria obra, convirtiéndose con el paso del tiempo en una de sus más conocidas creaciones. Queda por destacar que el nombre de Claro de luna  fue  incorporado tiempo después de la muerte de Beethoven, gracias a otro alemán, también de nombre Ludwig y apellidado Rellstab, de profesión poeta y crítico musical.
...Y CITAS DE OVIDIO.
Y para terminar me vais a permitir una breve pero imprescindible nota cultural, más que nada para justificar el rebuscado título con que he bautizado este entretenido post.

          -"No se desea lo que no se conoce".
          -"La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia".

¡Pues ya está! Objetivo cumplido. Hay quedan dos de las más conocidas citas atribuídas al poeta clásico Publio Ovidio Nasón, autor, entre otras obras, de Metamorphoseon (Las metamorfosis, obra maestra de la literatura clásica en la que combinando mitología e historia se narra en verso la historia del mundo desde su creación hasta la deificación de Julio César) y Ars amatoria (Arte de amar, cuyo argumento, por evidente, creo que no es necesario explicar). Si deseáis saciar vuestra sed de saber, pinchando sobre el nombre de tan ilustre poeta se abrirá un interesantísimo enlace sobre su biografía.
Y ya sin más, debo despedirme, no sin antes agradeceros vuestra presencia y haceros partícipes de la inmensa alegría que me embarga  por vuestra comprensión y aceptación. No sabría deciros porqué, pero estoy seguro de que volveréis. 
Hasta pronto, entonces.
O no.







          

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