"Todo para el pueblo, pero sin el pueblo."
Lema del Despotismo Ilustrado (s.XVIII)
¡Eh, tú!
Sí hombre, sí, tú.
Ya, ya sé que tienes nombre, pero, ¿sabes?, esta montaña, este sitio, es territorio protegido, ¿entiendes, verdad?
Mira, oye... así, a este paso no llegaremos a ningún lado.
Que no, que no vam... ¡bah! déjalo, tú sólo escucha, tengo algo que decirte, pero antes necesito que prestes toda la atención posible, despierta tu neurona, si la encuentras, y concéntrate. Ya, ya sé que te es muy difícil, sólo será un momento; prometo ser rápido, conciso, quirúrgico... no, no te dolerá, ni te vas a enterar, ya verás (me lo estoy temiendo).
¡Estás despedido!
Sí, ya sé que no pensabas volver, hace tiempo que me lo venía oliendo, pero yo, después de todo, no puedo, ni debo dejar de comunicártelo y lo hago con la preceptiva antelación que en estos casos es requerida.
Te ahorraré todo el discurso que tenía preparado, total... ¿para qué?. Tú ni te enterarías, o lo harías tarde, y a mí se me irritaría la úlcera que no tengo recordando tus hazañas, desde que llegaste -y cómo llegaste- hasta tu cobarde espantada. Si hasta yo me pongo colorado cada vez que pienso en todo lo que (des)hiciste con tal de cualquier cosa que te diera prestigio inter... ¿planetario? Quisiste ser adalid de la Paz y te quedaste en mero pazguato. Fuiste mendicante de silla en la Tabla Redonda de los 20, ¿para qué?, era patético verte detrás del Nuevo Gran Líder buscando la instantánea de un ¿qué pasa amigo? con acento chicano, ¿recuerdas?, yes very well fandango? everiday bonsais?. ¿Y a qué precio nos salió aquella silla y muchas otras que la siguieron? Eso sí, a generoso no te ganaba nadie, es tan fácil serlo con el dinero ajeno, con el dinero público, sí el que no es de nadie, como decía aquella fraila de infausto recuerdo. Y es que menuda recua de miembros -y miembras, y miembres, por si acaso- te adornaron el mandato; estoy pensando seriamente que tú mismo los escogiste a propósito, sabiendo que el espectáculo estaría servido cada vez que fuera menester, ya sabes, como en la Antigua Roma: pan y circo, sólo que cada vez con menos pan y más circo; un circo al que le han crecido los enanos. No, no te recordaré nada de eso, no. Ni siquiera tu mezquino papel como Anti-Robin Hood genuflexo ante los poderosos, servil ante los de siempre, todo ello a costa de los más débiles, mientras se te llena la boca de ayuda social. Memorable también fue el vil intento de resucitar las dos Españas reabriendo heridas que ya habían cicatrizado, retirando estatuas con nocturnidad y alevosía y ¡30 años después! por si acaso, ¿eh?, ¡heroico!. Y de tu última bajada de pantalones, ni hablamos, aunque sea un acto tan abominable que quedará para los anales de la infamia más abyecta, con conferencia de paz(guatos) incluida y la asistencia -previo paso por caja, claro- de grandes próceres de la libertad, profesionales del cuento del bio, eco y sostenible, gracias, son $100.000, chao amigo. Y la cara de gilipollas que se te debe(ría) quedar.
Quisiste pasar a la Historia y a fe mía que lo conseguiste, pero cuando vayas descubriendo como qué, quizá el retiro que te has preparado no te parezca ya tan dorado. En fin, oye, que con tu pan te lo comas, que nosotros, con la herencia que nos dejas, ya tenemos bastante.
Aquí te dejo una perlita que complementa a las mil maravillas lo leído.
'Upstart, barbarian and traitor!'
Upstart, barbarian and traitor!
What folly could be greater
Than to alarm a king
And rouse my anger?
He dies that would oppose me,
Dies ere he overthrows me,
While yet his hungry heart
Foresees no danger.
¡Advenedizo, bárbaro y traidor!
¿Hay mayor locura
que conspirar contra un rey
y despertar mi ira?
Muerte a quien se me opone,
muera antes de derrocarme,
mientras su hambriento corazón
no prevé el peligro.
¡Advenedizo, bárbaro y traidor!
¿Hay mayor locura
que conspirar contra un rey
y despertar mi ira?
Muerte a quien se me opone,
muera antes de derrocarme,
mientras su hambriento corazón
no prevé el peligro.
Georg Friedrich Haendel estrenó en 1724 la ópera Julio César en Egipto, considerada una de las mejores óperas serias jamás escritas, a la cual pertenece el aria anterior interpretado, en su versión inglesa, por el gran contratenor inglés James Bowman en el papel de Ptolomeo II, rey de Egipto junto a su hermana la reina Cleopatra .