7 de junio de 2017

Divertimento nº 6

"Antes de poner en duda el buen juicio de tu mujer, fíjate con quien se ha casado ella". 
(Proverbio egipcio). 




Hola, de nuevo, a todos. 
Por favor, pasad y ponéos cómodos, pero sobretodo, escondéos y guardad silencio, será sólo un momento. Estoy a punto de darle un regalo sorpresa a mi amantísima esposa, ¡qué nervios!, shhhhhh... 

Veréis, hoy es nuestro noveno aniversario de bodas y llevo preparando esta sorpresa mucho, pero mucho tiempo, con gran esfuerzo y dedicación por mi parte. Durante ya varios meses he empeñado la mayor parte del poco tiempo libre de que dispongo -bueno, y algo más que le he robado al sueño y a algunos otros quehaceres cotidianos-, en el exhaustivo, entusiasmado, apasionado y patológico aprendizaje y posterior ensayo del estupendo -y estupefaciente- Preludio nº. 1 en Do mayor BWV 846, con que da comienzo ese gran monumento a la pedagogía musical conocido como "El clave bien temperado", del ilustre genio Johann Sebastian Bach




¡Ay!, sí, fueron meses de largas, repetitivas, monótonas y machaconas sesiones de darle a las teclas, una y otra, y otra, y otra vez; error tras error, por miles debieron de contarse, no menos de a volver a empezar, y venga, y dale, y venga y dale, hasta que con mucha constancia y pasión, el objetivo fue conseguido. Ni siquiera soy consciente de haber prestado atención a algún otro sonido, natural o artificial, producido durante ese periodo de tan alta abstracción musical, más aún os confieso, así en petite comité, que espero no haber recibido ningún mandado de la susodicha, cuyo cumplimiento ésta se empeñe en demandar, pues de la misma forma que me habrá entrado por un oído, me habrá salido por el otro, o cualquier otro orificio que comunicare con el exterior sin previo paso por el procesador de materia gris. 


Pero, en fin, todo esfuerzo requiere algún sacrificio, ella lo comprenderá, más aún, me atrevo a pronosticar que enseguida olvidará cualquier pequeño desaire involuntario que pudiera o pudiese haberse producido, en cuanto descubra el precioso disco que le he grabado con mis heroicos logros al teclado. Ella es tan comprensiva y dulce, la quintaesencia del saber estar, la encarnación de la finura y la delicadeza echa mujer, la... ¡cuidado, que ahí viene!, shhhh...  



No, no, nooooo, no penséis mal; gustar le ha gustado, eso es... la típica reacción producida por... ¡los nervios!, sí, eso, ya sabéis, la emoción del momento; además se ve perfectamente, en el lenguaje corporal; sí, sí, sí, vamos, que le ha encantado. Estoooo..., en lugar de salir todos de nuestro escondite y darle el preceptivo ¡SORPRESA!, ¿qué os parece si nos vamos retirando despacito y en silencio, como que no ha pasado nada?, más que nada por no sobrecargar emocionalmente tan tensa felicidad. Además, así ya tenemos el binomio completo... ¿Cómo que cuál?, pues está claro, ¿no?: el Preludio... 
...y la Fuga.


* * *


¡Oh, pobre Bach!, me pregunto si él también habrá pasado por situaciones similares... 

-¡JOHANN SEBASTIAN BAAAAAAAACH!, ¿SE PUEDE SABER DONDE DIABLOS TE HAS METIDO? 
-¡ARRIBA, EN EL ALTILLO! Y NO GRITES TANTO, ¡QUE NO SOY BEETHOVEN!
-¡¿QUIÉN?! 
-¡BAH, DA IGUAL! A ver, ¿qué pasa ahora? 
-Pues que tienes que llevar a Catharina Dorothea, Wilhelm Friedemann, Carl Philipp Emanuel, Johann Gottfried Bernhard, Gottfried Heinrich, Elisabeth Juliana Friederica, Regina Johanna, Johann Christoph Friedich, Johann Christian y Johanna Carolina a las actividades extra-escolares, que luego mucho quejarse de que no aprenden ni ponen interés. 
-Estoy muy ocupado, que los lleve Regina Susanna, que fue la última en llegar. 
-¡Pero si sólo tiene dos años, pedazo de acémila! 
-¿Y no los puedes llevar tú, mi querida Anna Magdalena? 
-¡No!, estoy leyendo. 
-¿Y qué lees que es tan importante? 
-Pues el libro que me dedicaste, ¡animal! 
-Pero ¿aún no lo has terminado?, si es muy pequeño. 
-¡HAZ EL FAVOR DE NO CAMBIARME DE TEMA CUANDO TE HABLO!, ¿y tú, qué haces tú, ahí todo el santo día encerrado? 
-Temperando el clave. 
-Temperando el clave, temperando el clave... ¡Mejor me temperabas la aspiradora, que está la casa echa una pocilga! ¡VAMOS HOMBRE, ESPABILA Y NO ME HAGAS ENFADAR, QUE ME CONOZCO! ¡Y, DE LA QUE VIENES TRAE NUECES, QUE TENGO ANTOJO! 
¡Jesús, qué hombre, hay que andar todo el día tras él. 
Tanto temperar, tanto temperar... 



* * *


Antes de que os vayáis y como supongo que os habéis quedado con las ganas de profundizar en el conocimiento sobre la obra descrita, os recomiendo visitar mi blog musical preferido, cuyo autor, además de amigo, es un maestro en la exposición sencilla, asequible y condensada, de los innumerables artículos sobre la vida y obra de los grandes compositores clásicos de todos los tiempos. Podéis encontrarlo en el siguiente enlace: 



Bueno, gracias a todos por venir, yo me voy a ver si encuentro algo con que limar posibles asperezas, sed buenos y felices, y además contadlo.


A ver, algo relacionado con aniversario, hummm... con el noveno, hummm... bodas de ¡arcilla!, sí; veamos arcilla, arcilla, hummmm... ¡barro! ¡Ya sé!




Unchained Melody