"Existen dos maneras de refugiarse de las miserias de la vida:
la música y los gatos".
Albert Schweitzer, teólogo, filósofo y músico alemán.
Saludos, mis estimados visitantes.
Hace unas semanas se trastocaron mis planes de publicar aquello que ya tenía anunciado y casi a punto; hoy vuelve a repetirse la historia, pero al menos, aunque aquella vez fue por un triste hecho luctuoso, ésta lo será por todo lo contrario:
Hoy, 23 de febrero de 2020, cumple un añito mi -nuestra y vuestra- gata Cuqui.
Y cómo dejar pasar tan festejable efeméride; imposible para quienes nos ha cambiado la vida desde que mes y medio después de su nacimiento, llegara a nuestro -ahora suyo- hogar.
Imposible olvidar su llegada tras el largo viaje en coche, tan pequeñita, asustada y acurrucada en aquel trasportín gris; su primera entrada en casa, recorriéndola tímidamente, estancia tras estancia, buscando algún reconfortante rincón en el que refugiarse. Cómo olvidar lo poco que tardó en adaptarse y cómo agotada se quedó profundamente dormida en nuestra cama, aquella pequeña muñequita de peluche.
Cómo olvidar sus primeros juguetes, lo fácil que se adaptó a usar su arenero, cómo buscaba el calor de aquella pareja de desconocidos a cuyos pies se subía en uno de los gestos más tiernos que recordamos haber vivido, aquella mirada de color gris azulado, ahora embelesante color miel, que tantos corazones va rompiendo por donde quiera que asome su amorosa y dulce mirada.
Cómo olvidar su primera visita al veterinario, siempre acompañada de su peluche favorito del momento. Cómo Berta, se la llevó por toda la clínica a enseñársela a sus compañeros, metida en el bolsillo de la chaqueta de su uniforme azul. Aquellos primeros cuidados, el corte de uñas y su primera vacuna que ni la más leve protesta le arrancó, ¡qué papis más orgullosos de su valiente niña!
Imposible, imposible olvidar tantos hermosos momentos, tantas sonrisas arrancadas o provocadas. También hubo momentos de grandes preocupaciones; temores a veces injustificados, más por desconocimiento que por otra cosa; sólo fue cuestión de aprendizaje, de adaptación mutua.
Luego llegaron su primer -y único, y eterno- novio, Camelot, el de la mirada tuareg; y su querida, traviesa y graciosa hermana adoptiva Yeti, de quien no tardó en hacerse amiga inseparable; tampoco nos olvidamos de su primera amiga Kora la exploradora, ni de los muchos amigos que ahora tiene en su cuenta de Instagram.
Camelot, su novio eterno.
(Imagen cedida por Eugenia,
la mejor mamá política,
amiga y reconfortante asesora).
amiga y reconfortante asesora).
Cuqui y Yeti, hermanas e inseparables.
"Gaternidad"
En fin, cómo no celebrar tantísima felicidad y belleza.
Imposible.
¿O no?
Wermer Elmker, piano.
Muchas GRACIAS; para que luego hablen mal de las suegras :)))
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