31 de marzo de 2013

El Mesías, de Wyler.

"Cuando lo encuentre lo reconoceré".
Rey Baltasar de Alejandría. 
(Refiriéndose al Mesías, en Ben-Hur, de William Wyler).




Ya estamos en Pascua, otra vez, hay que ver cómo pasa el tiempo. 
Pues sí, bienvenidos, mis queridos lectores, feliz descanso, feliz Semana Santa o feliz calvario, que de todo ha de haber.
Uno que, por estas fechas, disfruta de unos merecidísimos -y siempre pocos- días de asueto, tiene por costumbre abrir su baúl de los tesoros y, como si de un ritual sagrado se tratara, desempolvar una de sus más preciadas joyas a fin de intentar revivir uno de esos momentos que marcaron su existencia y quedaron grabados a fuego en su selectiva, pero caprichosa memoria. 
Refiérome a la revisión de la que, después de tantos años, aún considero mi película favorita, no sólo por su grandiosidad -en todos los sentidos: espectáculo, formato, presupuesto, metraje, premios, reparto, efectos, música, guión...-, sino, también, por el impacto que causó en aquel joven mozalbete -valga la redundancia- que en una veraniega tarde de ocioso pasear, tuvo la fortuna de fijarse en la enorme multitud -siga valiendo la redundancia- de gente que parecía formar una larga y densa cola hacia algún sitio que no alcanzaba a ver. Afortunadamente pudo más el deseo de satisfacer la curiosidad y llegándose a la cabeza de aquella larga fila, encontróse ante la fachada del muy ovetense Teatro Filarmónica
Aquí tién q'haber algo bueno, dedujo el zagal, tras un rápido ojeo de las fotos y carteles que se exponían en la entrada, y de desechar, por imposible, un rápido cálculo del caudaloso río humano que pronto le iba a preceder. Tantos a la vez no pueden estar equivocados, pensó, y, donde fueres haz lo que vieres, sentenció. Y así con éstas, aún pudo conseguir una de las últimas entradas en la fila 2 y rozando la banda derecha y con más de media hora de película perdida... pero aún así, mereció la pena, tanto que al día siguiente hubo un fila 7, por favor. Lo que siguió a continuación fue, sencillamente, impresionante.
En el año 1959 la Metro Goldwyn Mayer se la jugó, ante una inminente bancarrota, invirtiendo casi 16 millones de dólares de la época en la superproducción de esta película aprovechando que aún poseía los derechos de autor, pues ya en 1925 se había rodado una primera versión dirigida por Fred Niblo (en realidad hubo una anterior, de 1907), con gran éxito de crítica y público, pero con un estrepitoso fracaso financiero dada la elevada inversión realizada. Sí, la Metro se la jugó bien jugada, pero esta vez acertó de lleno, sextuplicando en la taquilla la inversión inicial y consiguiendo doce nominaciones a los Óscar, de los cuales no obtuvo el de mejor guión adaptado, consiguiendo y manteniendo el récord histórico de 11 estatuillas durante 38 años. Titanic, en 1997, y El Señor de los Anillos: el retorno del Rey, en 2003, lograron igualar tal gesta, aunque -y esta es una opinión personal-, el oro de estas últimas lo encuentro como bastante más devaluado; no me lo tengan en cuenta las legiones de fans de ambas películas, por favor.

Lewis Wallace
Basada en el libro homónimo escrito en 1880 por el general Lewis Wallace, narra -y de ahí la comparación del título de este post con El Mesías de Haendel- el Nacimiento, la Pasión y la Muert... ¡uy, casi os desvelo el final! (Menos mal que aún tengo buenos reflejos) de Cristo, con la originalidad de hacerlo en un segundo plano, siendo la historia principal protagonizada por un judío llamado Judá Ben-Hur en una dramática y épica historia de amor, odio, venganza y redención.
Miklós Rózsa
En cuanto a la banda sonora, ésta corrió a cargo de un músico húngaro especializado en el género histórico, Miklós Rózsa, que ya había sido galardonado con el Óscar en otras dos anteriores ocasiones, en 1945 por Recuerda y dos años después por Doble vida. Pero fue con Ben-Hur la película para la que creó su obra más reconocida y, seguramente, la banda sonora más famosa y espectacular de la historia del cine de la que os dejo a continuación una 'remezcla' de sus principales temas, entre ellos la espectacular Marcha romana y, casi al final, la 'dolorosa'  Procesión al Calvario, una perfecta muestra de lo que se conoce como música descriptiva, de la que este soberbio compositor se hizo un gran maestro. Son casi 11 minutos de gloria musical con sabor a historia, a épica, a espiritualidad y recogimiento, pero también a celuloide, a cine añejo, a pantallas gigantescas, a grandiosidad.

"BEN-HUR"
(B.S.O.)

Y ya para acabar, si aún no la habéis visto os dejo un muy bien trabajado tráiler compartido en la red y que espero termine de daros el empujón que os falta para decidiros a verla.


Tráiler de Ben-Hur



Y si tampoco habéis visto Titanic y tenéis dudas de cual escoger, os diré que en Titanic, al final el barco se hunde. ¡Hala!

Los agradecimientos, más abajo, en comentarios.

O no.




            







6 comentarios:

  1. No la he visto, pero después de leer tu post, con tanta información sobre la misma y esuchar su maravillosa música, lo haré, cuando no sé, :). "Joio" eres mira que estropearme el final de Titanic, yo sin verla y sin saber el final......... ( y esta si que no tengo intención de verla).
    Anuska.

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    1. La mejor forma de disfrutar Ben-Hur, ahora mismo es casi imposible. Tendrían que reponerla en un cine, pero habría de ser un cine de los de antes, con pantalla gigante. No me he extendido mucho en el tema, pero en esta película todo se hizo a lo grande. Se rodó con una cámara especial que daba una relación de aspecto de casi tres veces la anchura por la altura y, además, permitía usar 6 canales de sonido. Puro espectáculo.
      Gracias por comentar :)

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  2. Pues si muy buena pelicula, de esas que no olvidas en la vida,no como las de ahora(Almodovar y compañia)
    Por cierto Titanic me quedo con la version antigua

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    1. Pues queda todo dicho en muy pocas palabras. Ya no recuerdo cual fue la última película española que me gustó. Puede que haya sido 'Los santos inocentes', y ya llovió. Los cineastas españoles deberían hacérselo mirar.
      Gracias por el comentario.

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  3. Yo también guardo un recuerdo magnífico de la película; la vi en el cine Albeniz, en Gijón, cuando era éste un lugar donde soñar y no un lugar donde beber sin sed como es ahora. En fin, esa es otra historia. Ben-Hur es sin duda una de mis películas favoritas, de esas que ponen en la tele y te enganchas a ella por enésima vez. Otros tiempos, otro cine. Gracias por tu post. Por cierto, a mí me tocó verla desde la fila uno. ¡Impresionante!

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    1. Como ovetense recuerdo con gran nostalgia aquellos cines de mi juventud, el Campoamor, Ayala, Aramo, el ¡Palladium!... y hasta el del Colegio Padre Ferrero que era los domingos, por 5 duros, ah, y el cineclub del Instituto Alfonso II y el del Pérez de Ayala, en el que participé unos años... Nos hacemos mayores, ¡qué tiempos aquellos!
      Muchas gracias por comentar, Carlos.

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