"Si un asno va de viaje no regresa hecho caballo" (Anónimo).
Hola, hoy vamos a inaugurar una nueva sección, vamos a viajar. Sí, por el mundo, por éste, de momento. Como están de moda los programas de viajeros, pues se me ha ocurrido subirme a la ola, eso sí, en mi caso, sin moverme del porche de mi cabaña; como mucho abandonaré la comodidad de mi vieja mecedora de vez en cuando para escanciarme un culín de sidra y traerle un poco más de agua a Canelo, quien sestea inquieto aquí, a mis pies, quién sabe si soñando dormido lo que yo sueño despierto.
Pues sí, me he propuesto viajar, imaginariamente, claro, que bastante tiene uno con viajar por obligación y ya sabéis que en casa del herrero, cuchara de palo, ¿y quién soy yo para salirme de la senda tan bien marcada a lo largo de siglos y siglos por la sabiduría popular?
Pues eso, lo mismo visitaremos lejanos países como cercanas ciudades, desde las más remotas regiones a los más acogedores rincones, siempre a través de la música. ¿Qué pais, ciudad, localidad, municipio o incluso camino, no tiene un músico célebre, un cantante, una canción, un... algo arraigado en su historia?
¡Vaya, ya está el listo de siempre, el que todo lo sabe! A ver, Angelín, que era ¡una pregunta retórica!

Veréis se decía que las vetas del negro mineral eran tan abundantes y largas que incluso se adentraban en el mar. Y alguien, llamado José León Delestal, escritor y periodista asturiano, escribió una preciosa canción, musicada por el maestro Casanova, en la que se rinde un emotivo homenaje a los trabajadores de dos de las más duras y penosas profesiones que existen: la mina y el mar. Y ese es el título de esa canción. Y esa es mi canción favorita de la rica música tradicional asturiana y por eso hemos llegado hasta aquí.
'La mina y el mar'
(Esta canción fue escrita -y es cantada- en lengua asturiana, pero me he decidido por escribir la versión en español para facilitar la traducción automática a quien lo considere necesario, creo que es una letra demasiado hermosa que nadie debería perder la oportunidad de conocer).
La mina de La Camocha
dicen que va bajo el mar,
que por eso los mineros
oyen las olas bramar.
Por eso en el tajo
se oye este cantar:
pobre de aquel marinero
que trabaja sin miedo
a la tempestad,
pobre de aquel marinero...
La mina de La Camocha
dicen que va bajo el mar,
por eso los marineros
oyen el grisú explotar
Por eso en la proa
se oye este cantar:
pobre de aquel minero
que trabaja en la mina
en la oscuridad
pobre de aquel minero...
Así es la mina
y el mar.

La mina La Camocha cerró definitivamente su boca el 31 de Diciembre de 2008, después de más de 70 años de extracciones, y con mucho carbón aún en sus entrañas, alguien había decidido que esas extracciones ya no era rentables.
Hoy en las cuencas mineras asturianas y del Bierzo leonés llevan ya unas cuantas semanas de movilizaciones, han vuelto a aquella lucha obrera de tiempos muy grises y no tan lejanos.
Alguien ha vuelto a decidir que tampoco son rentables.
Hoy ocuparán las portadas de los principales periódicos.
¿Será la crónica de una muerte anunciada?
O no.