"La armonía más dulce de escuchar es el sonido de la voz del ser amado".
Jean de La Bruyére, escritor, ensayista y moralista francés.
Este será un post tan breve como especial, en conmemoración de que, afortunadamente, sigo, seguimos, seguís, teniendo algo que recordar y, por lo tanto, algo que celebrar, de ahí la necesaria concisión -que no parquedad- en cuanto a lo expuesto a continuación.
Ya han pasado cuatro años desde que un muy escogido grupo de personas disfrutamos de una jornada muy especial en un paradisíaco lugar en el que aventurarse a hacer ciertas celebraciones tiene su riesgo. Pero aquel 7 de junio amaneció radiante, intercalado entre dos jornadas de refrescante, pero molesta para la ocasión, lluvia. Hay quien afirma que la docena de huevos llevada en ofrenda a las monjas clarisas tuvo algo que ver y no voy a ser yo quien se atreva a negar tal afirmación. Lo cierto es que todo fue maravilloso, inolvidable. Y no es menos cierto que no estábamos todos los que éramos -mea culpa- pero sí fuimos todos los que estábamos. Fuimos dichosos, fuimos felices. Y quien esto escribe y quien le soporta desde entonces, nacemos cada día como la Flor de la Mañana de la preciosa pintura que veis a continuación, y que podéis ampliar haciendo click en la imagen, obra del pintor de origen ruso Vladimir Kush.
'Morning Blossom' de Vladimir Kush. |
Y sirva para ilustrar musicalmente tan celebrada efeméride una de las más bellas canciones de la historia de la música, al menos de la que mi exiguo conocimiento guarda con gran celo en el almacén de mi fatigada memoria. Y sirva también en recuerdo de dos de los más grandes genios que nos dejaron no hace mucho, o hace una eternidad, depende como se mire: Lucio Dalla y Luciano Pavarotti. El primero, poeta, músico y cantautor italiano, artífice de esta maravilla que interpreta acompañado del segundo, uno de los mejores tenores de los últimos tiempos, que bordaba como nadie esta espléndida canción, por cierto, compuesta en honor del que quizá sea el tenor más grande de todos los tiempos, Enrico Caruso.
'Caruso'
(Letra original en dialecto napolitano)
Qui dove il mare luccica
e tira forte il vento
su una vecchia terrazza
davanti al golfo di Surriento
un uomo abbraccia una ragazza
dopo che aveva pianto
Lucio Dalla |
poi si schiarisce la voce e ricomincia il canto:
Te voglio bene assai
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai c
he scioglie il sangue dint'e vene sai...
Vide le luci in mezzo al mare
pensò alle notti là in America
ma erano solo le lampare
e la bianca scia d'un'elica
sentì il dolore nella musica
si alzò dal pianoforte
ma quando vide la luna uscire da una nuvola
gli sembrò più dolce anche la morte.
Guardò negli occhi la ragazza
quegli occhi verdi come il mare
poi all'improvisso uscì una lacrima
e lui credette d'affogare.
Te voglio bene assai
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint'e vene sai...
La potenza della lirica
dove ogni dramma è un falso
che con un po' di trucco e con la mimica
puoi diventare un altro
Ma due occhi che ti guardano
così vicini e veri
ti fanno scordare le parole
confondono i pensieri.
anche le notti là in America
ti volti e vedi la tua vita
come la scia d'un'elica.
Ah si, è la vita che finisce
ma lui non ci pensò poi tanto
anzi si sentiva già felice
e ricominciò il suo canto:
Te voglio bene assai
ma tanto tanto bene sai
è una catena ormai
che scioglie il sangue dint'e vene sai...
Aquí, donde el mar resplandece
y sopla fuerte el viento
sobre una vieja terraza
frente al golfo de Sorrento
un hombre abraza a una muchacha
después de haber llorado
luego se aclara la voz y retoma su canto:
Te quiero mucho, mucho,
pero mucho, mucho, ¿sabes?
en una cadena ya
que hierve la sangre en mis venas, ¿sabes?
Vio las luces en el mar
y pensó en las noches allá en América,
pero no eran más que unos barcos
y la estela blanca de una hélice.
Sintió el dolor en la música
se levantó del piano
pero cuando vio la luna emergiendo de una nube
Miró a los ojos de la muchacha,
aquellos ojos verdes como el mar
luego de improviso cayó una lágrima
y él creyó que se ahogaba.
Te quiero mucho, mucho,
pero mucho, mucho, ¿sabes?
es un cadena ya
que hierve la sangre en las venas, ¿sabes?
El poder de la ópera
donde cada drama es un engaño,
que con un poco de maquillaje y con la mímica
puedes convertirte en otro.
Pero dos ojos que te miran
tan cercanos y tan reales,
te hacen olvidar las palabras,
confundiendo los pensamientos.
Entonces todo parece tan pequeño,
también las noches allá en América,
miras atrás y ves tu vida
como la estela de una hélice.
¡Oh, sí! es la vida que se acaba
pero él no piensa mucho en ello,
de hecho se sintió ya feliz
de retomar su canto:
Te quiero mucho, mucho
pero mucho, mucho, ¿sabes?
es un cadena ya
que hierve la sangre en las venas, ¿sabes...?
Circula por la red una muy melancólica versión que intenta explicar la historia que cuenta esta canción, pero sólo es eso una romántica leyenda, que queda muy bien en los blogs, pero parece ser que la letra está basada en una canción tradicional napolitana sobre la que el buen Lucio quiso reflejar los últimos días de la vida del gran Caruso, narrando la trágica experiencia de un hombre enfermo, que se sabe en sus últimos días, contemplando el rostro de su hermosa y joven amada.
Y con mi amada espero celebrar hoy como se merece tan dichoso evento con toda la parafernalia requerida para la ocasión, así que os dejo, no sin antes pediros que nos acompañéis en un brindis dedicado 'Al tiempo que pasamos juntos' como casualmente se titula el cuadro que expongo bajo estas líneas, ¡hay que ver, qué cosas!
'To our time together' de Vladimir Kush. |
¡Ah!, como auto-regalo de aniversario me he permitido adoptar una mascota para este mi, nuestro, vuestro, Blog con que tanto disfruto -amos, -ais... Más que una mascota, será un compañero de cuya compañía disfrutaré en mi querida cabaña, en lo alto de esta magnífica montaña, escuchando hermosas melodías mientras esperamos vuestras anheladas visitas.
¡Hala Canelo, saluda!
¿Lo veis? ¡A él también le gustáis!
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