'Trata a tus soldados como tus hijos y te seguirán a todos lados,
pero trátalos como a tu hijo más preciado y te seguirán hasta la muerte.'
-El arte de la guerra-
Sun Tzu, general, estratega y filósofo chino.
En mitad de la noche. De una noche entre tantas. Así fue como aquel abnegado soldado os encontró por primera vez. Aparecisteis poco a poco, a medida que la oscuridad y la distancia os permitieron ir revelándoos. Sólo la experiencia, el instinto, ciertos antecedentes y un sexto sentido, del cual aquel cauto cruzado hubiera preferido carecer, le impedían tomarse en serio la alegórica imagen que sus cansados ojos dibujaban en su fantasiosa mente: sí, por un momento contempló vuestro advenimiento, surgiendo de entre las nubes, en triunfal cabalgada sobre la dorada montura que sólo vosotras creíais dominar, pero la vuelta a la realidad y, sobretodo, la ausencia del grito de guerra inherente a las valientes y aguerridas hijas de Wotan y Erda, le convencieron de que no erais, ni mucho menos, ellas. Una pena, porque pudisteis haberlo sido, teníais las ganas, el empuje y los medios necesarios, pero ¡ah! os faltó -y no os culpa- el honor. No, no os culpa, porque, de la misma manera, que vosotras no sois semidiosas, él tampoco es un semihumano y, por lo tanto, os comprende. ¡Lástima, hubierais podido ser unas grandes valquirias!
-Hojotoho! Hojotoho!
Heiaha! Heiaha!
-Helmwige! Hier!
Hieher mit dem Roß!
-Hojotoho! Hojotoho!
Hojotoho! Hojotoho!
Heiaha! Heiaha!
-Heiaha! Heiaha!
-Zu Ortlindes Stute
stell deinen Hengst:
mit meiner Grauen
grast gern dein Brauner!
-Wer hängt dir im Sattel?
-Sintolt, der Hegeling!
-Führ' deinen Brauen
fort von der Grauen:
trägt Wittig, den Irming!
-Als Feinde nur sah ich
Sintolt und Wittig!
-Heiaha! Die Stute
stößt mir der Hengst!
-Der Recken Zwist
entzweit noch die Rosse!
-Ruhig, Brauner!
Brich nicht den Frieden!
-Hoioho! Hoioho!
Siegrune, hier!
Wo säumst du so lang?
-Arbeit gab's!
Sind die andren schon da?
-Hojotoho! Hojotoho! Heiaha!
-Heiaha!
-Hojotoho! Hojotoho! Heiaha!
-Grimgerd' und Roßweiße!
-Sie reiten zu zwei.
-Gegrüßt, ihr Reisige!
Roßweiß' und Grimgerde!
-Hojotoho! Hojotoho! Heiaha!
-Hojotoho! Hojotoho!
Heiaha! Heiaha!
-In Wald mit den Rossen
zu Weid' und Rast!
-Führet die Mähren
fern von einander,
bis unsrer Helden
Haß sich gelegt!
-Der Helden Grimm
büßte schon die Graue!
-Hojotoho! Hojotoho!
-Willkommen! Willkommen!
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha! ¡Heiaha!
-Aquí, Helmwinge,
trae tu caballo hasta aquí.
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha! ¡Heiaha!
-¡Heiaha! ¡Heiaha!
-Pon tu semental
junto a la yegua de Ortlinde:
a tu caballo gris le gustará pastar
junto a mi yegua parda.
-¿Quién es el que cuelga de tu silla de montar?
-Sintolt, el Hegling.
--Pues entonces, separa
a mi caballo gris
-La yegua de Ortlinde lleva
a Wittig, el Irming.
-Siempre he visto enemistados a
Sintolt y Wittig.
-¡Heiaha! ¡Heiaha!
Los sementales
están empujando a mi yegua.
-La disputa entre los dos guerreros
incluso hace que sus caballos riñan.
-¡Quieto, Bruno!
No armes jaleo.
-¡Hoioho! ¡Hoioho!
Tú, Siegrune,
¿dónde has estado que has tardado tanto?
-Tenía trabajo que hacer.
¿Ya han llegado las demás?
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha!
-¡Heiaha!
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha!
-¡Grimgerde y Rossweisse!
-Ya vienen.
-Saludos, amazonas
Rossweisse y Grimgerde.
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha!
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
¡Heiaha! ¡Heiaha!
-Llevad los caballos al bosque
para que puedan pastar y descansar.
-Mantened las yeguas
bien separadas hasta que
el odio del héroe
se haya calmado.
-El caballo gris ha sufrido
a causa de la furia del enemigo.
-¡Hojotoho! ¡Hojotoho!
-¡Bienvenidas! ¡Bienvenidas!
Este reconocible tema forma parte de La valquiria, segunda de las cuatro óperas que forman la monumental obra El anillo del nibelungo (El oro del Rhin, La valquiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses), compuesta por el músico alemán Richard Wagner entre los años 1848 y 1874 y basada en figuras de la mitología germánica. En este fragmento que habéis podido escuchar, el más conocido de la tetralogía (y casi de la obra wagneriana, si tenemos en cuenta la Marcha nupcial de Lohengrín), se representa el encuentro paulatino de las ocho valquirias hermanas de Brunilda en lo alto de una montaña, para preparar el transporte de las almas de los héroes caídos en combate al Walhalla, una especie de Olimpo pero a la escandinava. Mientras se sucede tal encuentro al compás de la archiconocida melodía, las valquirias exclaman, entre saludo y saludo, su conocido grito de guerra: ¡HOJOTOHO! ¡HEIAHA! Poco después de esta escena se presentará Brunilda, la novena hermana, a la postre, la más valiente y aguerrida y, por si fuera poco la valquiria favorita de papá, el dios Wotan, a quien ha desobedecido gravemente y de quien huye como alma que lleva el diablo, para lo cual solicita ayuda a sus hermanas, pero... no os cuento más. Si os pica la curiosidad, ¡misión cumplida! Ahora depende de vosotros y de las ganas que tengáis de conocer más sobre tan apasionante historia.
Permitidme una última pregunta: ¿codiciaríais un anillo mágico que os concediera el poder de gobernar el mundo a cambio de renunciar para siempre al amor?
Lo sabía.
Yo tampoco.
Pero sé de un abnegado soldado que sirvió a las órdenes de quienes a cambio de mucho menos que ese anillo mágico, renunciaron al honor.
Y su dios-padre, que no sólo no las castigó, sino que las alentó -"le haremos una oferta que no podrá rechazar"- perdió la divinidad que durante toda una vida y con tanto esfuerzo se había labrado.
Y se quedó en un dios menor.
O mejor dicho: en un dios venido a menos.
'The Godfather Waltz'
Bellísimo tema de Nino Rota, compositor italiano del cual destacan especialmente sus obras para el cine, como este vals escrito para la película El Padrino (1972), de Francis Ford Coppola y basada en la novela homónima de Mario Puzo. Sin embargo, hubo que esperar a que hubiera una 2ª parte para que la Academia de los Oscar de Hollywood le concediera tan merecido premio. Me he declinado por éste, que no es el tema principal del film, simplemente por el aire tan melancólicamente romántico y a la vez doloroso que desprende esa maravillosa trompeta.
Sí, se le ha visto. Y quienes se han encontrado con él juran que le han visto sonreír.
Podéis creerlo.
O no.
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