16 de diciembre de 2013

Felicitación de Navidad

"¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!" 
Charles Dickens, escritor británico.






Mis queridos amigos, visitantes, lectores y/o transeúntes, estimados amantes de la música, de las letras, de la belleza en cualquiera de sus manifestaciones, ya está aquí, como cada año por estas fechas, la Navidad, y, como viene siendo tradición, ni quiero, ni deseo, ni puedo dejar de felicitaros a todos tan entrañables fechas.

Y como decoración musical este año he elegido un villancico, sí; pero no un villancico cualquiera, no. Se trata de uno muy especial para quien esto suscribe, pues es el primero que recuerda haber escuchado en su más tierna infancia, y no, precisamente, de la gran voz de su compositor e intérprete, el asturiano Víctor Manuel, sino de la más cálida, abrazadora y hermosa de las voces, la de la propia madre. 
Un precioso y pegadizo villancico que además de transportarme a un tiempo pasado que siempre fue mejor, me sumerge, casi hasta el ahogo, en el recuerdo de la siempre hermosa y lejana tierra que me vio nacer. 



"En el portalín de piedra".

Vamos, despierta, María
que ta llorando el tu neñu,
da-y de mamar, que tien fame,
canta-y suavín que tien sueñu.

Pon-y l'albarda a la burra
vamos marchar d'esti pueblu,
que nos lu quieren matar 
y yo nun quiero perdelu;
que ye fiu miu y fiu de Dios
y vien a enseñanos un mundo mejor.

Y en el portalín de piedra
taben María y José,
taba María llorando,
taba nerviosu José.

Saca un pañal de la cesta
y lávame esti en el río.
Sube María a la burra,
tapa el neñín que fai frío
y vámonos lejos, cuanti más mejor,
qu'Herodes ta llocu y nun tien razón.

Y en el portalín de piedra
taben María y José,
taba María llorando,
taba nerviosu José.


Así pues, en mi nombre y en el de mis hijos literarios, la inefable "Mari Beyoncé", y mi fiel "Canelo":

Sed felices y dichosos o, mejor aún, haceos felices y dichosos los unos a los otros y conseguiréis serlo vosotros mismos.

Por favor.




-¿Se puede saber qué haces Maribé?

-¡Nada, cara rana!

-Te recuerdo que Papa Noël está tomando nota...

-¡¡¡Papi chulo!!!













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