"Hay dos maneras de difundir la luz: ser la lámpara que la emite o el espejo que la refleja".
Lin Yutang, escritor y filólogo chino.
Hola a todos, de nuevo.
Hace más o menos un año, escuchando atentamente uno de esos podcast de radio que uno se va guardando para escuchar más tarde, cuando la soledad o la monotonía del camino invitan a ello, se me quedaron grabadas unas sabias palabras de la entrevistada, la compositora navarra Teresa Catalán, con las que venía a decir que los tres pilares fundamentales para conectar -culturalmente hablando- con la sociedad eran la CREACIÓN, la DIFUSIÓN y la DOCENCIA. Sé, me consta, por experiencia propia y reciente, que la creación y la docencia -tan dependientes entre sí- son un campo muy bien abonado y fértil, con la excelencia por cosecha, así que no habría de qué preocuparse mucho, a no ser que la desidia, la dejadez y el abandono de quienes deben gestionar las políticas del asunto cultural, terminen por demoler tan recios pilares y, en consecuencia, desviando vocaciones, domando espíritus inquietos y/o ahuyentando inconformistas emprendedores. Dejemos, entonces, que los grandes genios, en sus correspondientes materias e inquietudes, sigan ocupándose de la creación y de la docencia, y esperemos que lo puedan hacer con la ayuda de los mejores gestores y profesionales, libres de ataduras ideológicas y demás zarandajas.
En cuanto al segundo concepto, la difusión, es el único al que puedo ofrecer mi modesto apoyo, pero antes permitidme que os muestre una de las nuevas secciones del blog, titulada Música para acompañar, epígrafe que le pedí prestado a nuestra amiga Esmeralda Morales, a quien en agradecimiento le dedico este primer post de la nueva temporada. Mi intención es la de escribir un relato -tranquilos, totalmente prescindible- en el que la música acompañe simultáneamente a la lectura del párrafo, capítulo o sección que la sigue, sólo teniendo el lector que activar el vídeo correspondiente, disfrutando de la lectura con la banda sonora de fondo elegida, acertadamente o no, por servidor de ustedes. ¿Qué tal si lo ponemos en práctica y seguimos avanzando? Venga, a modo de ensayo: haced click en el vídeo y continuad leyendo...
Música para acompañar:
![]() |
Teresa Catalán |
En cuanto al segundo concepto, la difusión, es el único al que puedo ofrecer mi modesto apoyo, pero antes permitidme que os muestre una de las nuevas secciones del blog, titulada Música para acompañar, epígrafe que le pedí prestado a nuestra amiga Esmeralda Morales, a quien en agradecimiento le dedico este primer post de la nueva temporada. Mi intención es la de escribir un relato -tranquilos, totalmente prescindible- en el que la música acompañe simultáneamente a la lectura del párrafo, capítulo o sección que la sigue, sólo teniendo el lector que activar el vídeo correspondiente, disfrutando de la lectura con la banda sonora de fondo elegida, acertadamente o no, por servidor de ustedes. ¿Qué tal si lo ponemos en práctica y seguimos avanzando? Venga, a modo de ensayo: haced click en el vídeo y continuad leyendo...
Música para acompañar:
Serenata D. 957: IV
Franz Schubert
![]() |
Franz Schubert |
Hace unos tres años descubrí, literalmente llevado de la mano por mi buen amigo Pablo Álvarez Fernández, la denominada música contemporánea. Bueno, en realidad ya sabía que estaba por ahí, pero era como la Bestia del cuento, que daba miedo, incluso algunas veces pánico o repulsión, hasta que te sientas en respetuoso silencio ante ella y dejas que se manifieste; es entonces cuando tu oído, tu olfato, tu vista y hasta tu tacto (el retumbar del suelo de madera bajo los pies, ¿verdad, don Pablo?) te ayudan a descubrir toda la belleza interior que esconde.
![]() |
Aquí empezó todo... |
![]() |
György y Márta Kurtág |
Y así, una vez abierta la Caja de Pandora, comenzó uno a visitar a Schönberg, Ligeti, Pärt, Rutter, Cage, Nyman..., a admirar, recital tras recital, a Joaquín Díaz, Francisco García Álvarez, Pedro Aizpurúa, Jesús Legido, Josep Soler..., a descubrir a Benet Casablancas, Jesús Rueda, David del Puerto..., a quitarse el sombrero con el arte de Noelia Rodiles o Aurelio Viribay... y así, un larguísimo etcétera para acabar en mi favorito, György Kurtág, a quien decidí dedicar la mayor parte de mi escasa disponibilidad por el único motivo de la tremenda accesibilidad que hay a su magnífica producción, de la que quiero destacar su serie de didácticos libros de partituras Játékok (Juegos) y sus correspondientes grabaciones sonoras, muy fácilmente encontrables en el mercado online.
![]() |
© Tritó Edicions |
![]() |
© Ed. Acantilado |
Y a todo ésto, menudo rollazo os he metido para reivindicar la perentoria necesidad de propagar por todos los medios posibles tanta belleza y tanto conocimiento ocultos; así que, a quien corresponda aplíquese el cuento, que un servidor, desde la más grande de las modestias, siembra lo que buenamente puede, dejando la cosecha a merced del viento y deseando que el buen Eolo sople con fuerza y esparza las semillas por donde más necesarias y bienvenidas sean.
Ständchen (Serenata) D. 957: IV
Franz Schubert
Leise flehen meine Lieder
Durch die Nacht zu dir
In den stillen Hain hernieder
Liebchen, komm zu mir!
Flüsternd schlanke Wipfel rauschen
In des Mondes Licht
Des Verräters feindlich Lauschen
Fürchte, Holde, nicht
Hörst die Nachtigallen schlagen?
Ach! Sie flehen dich
Mit der Töne süssen Klagen
Flehen sie für mich
Sie verstehn des Busens Sehnen
Kennen Liebesschmerz
Rühren mit den Silbertönen
Jedes weiche Herz
Lass auch dir die Brust bewegen
Liebchen, höre mich!
Bebend harr' ich dir entgegen!
Komm, beglücke mich!
Traducción: Blog Classic Musica
Quedo implorando mis canciones
A ti a través de la noche;
Abajo, en la tranquila arboleda,
¡Amada, ven a mi lado!
Murmurantes, esbeltas copas susurran
A la luz de la luna,
El acecho hostil del traidor
No temas, tú, amada.
¿Oyes gorjear a los ruiseñores?
¡Ay! Ellos te imploran,
Con el sonido de dulces quejas
Imploran por mí.
Comprenden el anhelo del pecho,
Conocen el dolor del amor,
Conmueven con los argentinos sonidos
A todo tierno corazón.
Deja también conmoverse tu pecho,
Amada, escúchame;
¡Trémulo aguardo el encuentro!
¡Ven, hazme feliz!
Comenzábamos escuchando una de las muchas versiones orquestales de este reconocido lied del genial compositor vienés Franz Schubert, quien basándose en un poema del poeta alemán Ludwig Rellstab, la compuso -y seguramente consciente de ello- en los últimos momentos de su apasionada vida, enfatizando con gran serenidad y enorme belleza, el anhelo del amor y la paz del eterno descanso. .
Como veis no he podido resistirme a compartir con vosotros, acompañada de la letra y su correspondiente traducción, mi versión favorita, con el gran contratenor francés Philippe Jaroussky, acompañado al piano por su compatriota Jérôme Ducros, aunque no me resisto a añadir esta otra magnífica versión a cargo del tenor Ian Bostridge y el pianista Antonio Pappano, que será muy del agrado de los más puristas amantes del lied y que nos vendrá muy bien para acompañar la inminente presentación del prometido relato que os adeudo, con el que, por cierto, tan conmovedora canción tiene mucho que ver, pues aquí no hay nada escrito al azar. Nada.
Ständchen (Serenata) D. 957: IV
Franz Schubert

Además del pretendido homenaje titular, la trama principal de mi relato se desarrolla, como en la serie, en el espacio de tiempo de 24 horas e intentaré ir publicándola, en la medida que mi escaso tiempo libre me lo permita, en breves capítulos de 1 hora de acción real en la ficción; quizás no pueda, quizás sí, pero será un buen ejercicio mental para mí que, por cierto, os confieso que no tengo nada escrito; todo está en mi cabeza y noche tras noche voy dándole vueltas y giros argumentales según me sonrían o no las musas. Es rara la noche en la que no haya hecho y deshecho partes del guión pensado, es raro el día en que no surja un nuevo tema musical del tipo de "y cómo es que no conocía yo ésto" y lo que de ahí puede surgir poco tiene que ver con lo que ya estaba planeado.
También, siendo justo, os aclaro que hoy, en esta extensa obertura wagneriana que me está saliendo no vais a ver comenzar mi '24', pero sí que os voy a dejar con un breve adelanto, a modo de tráiler cinematográfico y aprovechando que tengo en mente una de las escenas más dramáticas del argumento, ¿qué tal si os invito a entrar y entre todos le pedimos a su simpática protagonista que nos eche una mano? ¿Sí?, vamos..., ¡ah!, pero antes...
Música para acompañar:
Printzesaren Dantza / La Danza de la Princesa
Teresa Catalán
![]() |
Teresa Catalán -dibujo de Jorge Oteiza- |
En el Apéndice podréis ver también el vídeo completo, con una breve introducción en euskera y castellano, y una entrañable pseudo-entrevista a los mencionados, autora y director. Teresa Catalán al final del vídeo deja clara constancia del contagioso deseo de poder ver a su Princesa algún día, en un futuro incierto, representada en los escenarios como ballet sinfónico, pues tal fue la naturaleza primigenia de su composición, fruto de una promesa de infancia a su hija menor Irene. Una vez visto el vídeo y dado el tiempo transcurrido, no pude quedarme con la duda, descubriendo, tras un interminable y angustioso par de minutos, que tan loable deseo había sido cumplido, en Madrid, un 11 de marzo de 2016, acompañando la obra Gravity 0º, de la Elephant in the Black Box Company, con coreografía de Jean-Phillippe Dury.
Ya, lo sé; sé que a algunos os parece que me enrollo demasiado, así que a vosotros, aquellos que os gusta ir directos al grano, os diré que todo lo que veáis aquí escrito y que sea estrictamente parte del relato irá escrito con este tipo y color de letra, para que no os perdáis por sinuosos e inescrutables senderos que conviertan vuestra visita en una alegoría del tedio y el aturdimiento. Hala, vamos a saludar a nuestra joven protagonista y a pedirle que os dé un pequeño adelanto de la trama. Seguidme...
—Hola, con permiso...
—¡Aupa! Hombre, juntaletras, a ti tenía yo ganas de verte, cabronazo.
—¡Oye, por favor, procura moderar un p...
—¡Pero qué moderar ni hostias, oyes! ¡Hasta los cojones me tienes de tanto cambio de guión y tanta hostia, joder! ¡Que así no hay dios que se aprenda esta mierda, oyes! Que ya podías centrarte un poco, hos... ¡tia!, ¡cagüensós!; jo, tío, perdona, que no sabía que venías acompañado... y bueno, ya que tal, que ésos ¿quiénes son?
—Mis lectores..., de momento. Intentaba decírtelo, pero, en fin, ya... nada.
—Aupa, esa cuadrilla guapa... Que vosotros tranquis, eh, que yo así soy, ¡de Donosti, hostia!, dicharachera y tal, joder; pero, oyes, que morder no muerdo; que así, de primeras, sin conocerme, parece que tal, pascual, pero que tengo un don de gentes que es la re-hostia marinera ¡y del Cantábrico!, oyes.
—Bueno, vale, déjalo. Esto..., verás, no te molestaremos mucho; yo había pensado en traerles para que fueras tú misma quien les desvelara algún pequeño avance del argumento, algo que les dejara irremediablemente enganchados, ya sabes...
—Va, venga, que te lo perdono todo; pero qué jatorra eres, hostia que mira que me caes bien tú, ¡y porque sólos no estamos, que de ésta..., si escaparías, de puta suerte sería.
—Escapabas, se dice escapabas...
—Sí, ¡con dos habas ja, ja, ja! ¡amosnomejodas, cuerpooooo!
—Vaaaaalen...
—¡Ahí va la hostia, que nos ponemos nerviosos, ja, ja, ja! Venga, pues qué les digo, entonces...
—No sé..., podías empezar presentándote, diciendo qué haces, cómo te sientes y desvelar algo que provoque suspense... ¡pero sin hacer espóiler, que te conozco y te veo venir! Por favor; Valen, por favor; que me la lías cada dos por tres.
—¡Mis cojones treinta y tres!
—¡¡¡VALEN!!!
—¡Ja, ja, ja! Veeenga, va; lo tengo, tu tranqui... mazín.
A ver, peña, aupa. Pues, veréis, yo me llamo Valen, de Valentina y, bueno, aquí me tenéis ensayando, con la lágrima asomando, una de las escenas centrales y de las más emotivas de esta... pesadilla. Concretamente, estoy sentada a la mesa, comiendo con Igor, mi compañero de reparto, que acaba de bajar a por tabaco a eso que él llama sótano y que no es más que un puto zulo de los de toda la vida; pero va, vamos al grano, mariano; venga, va. Veréis, en cuanto vuelva del zulo, voy a pedirle que... me mate.
—Joder, Valen; ya te has pasado contando; no, si ya lo sabía yo...
—Bah, vosotros ni puto caso a este sinsorgo. A ver, que ya sé que estáis pensando "pues vaya mierda de avance; osea a la tía ésta, a la protagonista, se la carga el maromo ése y nos jode el suspense a medio relato".
—No sé, pero yo también lo pensaría y no querría saber nada más del asunto. Te has pasado dos pueblos, guapa.
—Callaaaa, que lo arreglo. Veréis, pues nada de eso hermosos, porque lo que aún no os he dicho es que él, Igor, también casca, caput... muere.
—¡Pues lo acabas de arreglar! Ahora pensarán "chico mata chica y luego se suicida, ¡qué ruina de suspense!; al carajo, me voy a ver Supervivientes".
—Pero qué guapo te pones cuando te enfadas; anda calla, que ni puta idea tienes, parece mentira que seas escritor. Anda, calla; calla y aprende.
Seguramente, queridos lectores, hayáis pensado lo que dice mi Floren, ¿a que sí? Pues, siento deciros, almas de cántaro, que no dais ni una. Veréis, el caso es que no os había especificado que, en realidad..., morimos todos.
—¡No, si ya... porqué no lo lees en voz alta y empezando por el final, total!
—¡Ja, ja, ja!, que me meo de risa. Anda, quitaaaaa, quita.
Antes de que os de por pensar demasiado, qué os parece si os aclaro que cuando digo que morimos todos, realmente me refiero a todos: nosotros y... vosotros.
—Vaaaaya, Valen; ésto... ya es otra cosa.
—¿Lo ves?, aunque siempre quedará algún hipocondríaco, tiquismiquis y listillo que dirá "¡ah, pues yo, por si las moscas, no lo voy a leer y me borro de este maldito blog". Pues tranquilo, Floren, que a esos les aclaro que sus planes no les van a servir de nada, porque, queridos invitados, quiénes dais por sentado que nosotros y vosotros se refiere a personajes y lectores, volvéis equivocaros en vuestras deducciones: todos es TODOS, no se salva ni mi querido creador. Hala, que avisados estáis.
—Pues, creo que te debo una disculpa, Valen; te ha quedado muy bien, sí.
—Gracias guapi. Y si te sientes tan agradecido, ¿porqué no me pones mi canción? Va, vengaaa, Floooo, que menuda musiquita me has colocado, oyes. ¡Joder qué castaña!
—¡Valentina!
—Pero ¡cómo me pone cuando se enfada! Vaaaaaaa, ponme Flo; andaaaa, pónmela ¡y te como la cara!
—Valentina, no seas mala, Valentina; no seas mala...
—Hola, con permiso...
—¡Aupa! Hombre, juntaletras, a ti tenía yo ganas de verte, cabronazo.
—¡Oye, por favor, procura moderar un p...
—¡Pero qué moderar ni hostias, oyes! ¡Hasta los cojones me tienes de tanto cambio de guión y tanta hostia, joder! ¡Que así no hay dios que se aprenda esta mierda, oyes! Que ya podías centrarte un poco, hos... ¡tia!, ¡cagüensós!; jo, tío, perdona, que no sabía que venías acompañado... y bueno, ya que tal, que ésos ¿quiénes son?
—Mis lectores..., de momento. Intentaba decírtelo, pero, en fin, ya... nada.
—Aupa, esa cuadrilla guapa... Que vosotros tranquis, eh, que yo así soy, ¡de Donosti, hostia!, dicharachera y tal, joder; pero, oyes, que morder no muerdo; que así, de primeras, sin conocerme, parece que tal, pascual, pero que tengo un don de gentes que es la re-hostia marinera ¡y del Cantábrico!, oyes.
—Bueno, vale, déjalo. Esto..., verás, no te molestaremos mucho; yo había pensado en traerles para que fueras tú misma quien les desvelara algún pequeño avance del argumento, algo que les dejara irremediablemente enganchados, ya sabes...
—Va, venga, que te lo perdono todo; pero qué jatorra eres, hostia que mira que me caes bien tú, ¡y porque sólos no estamos, que de ésta..., si escaparías, de puta suerte sería.
—Escapabas, se dice escapabas...
—Sí, ¡con dos habas ja, ja, ja! ¡amosnomejodas, cuerpooooo!
—Vaaaaalen...
—¡Ahí va la hostia, que nos ponemos nerviosos, ja, ja, ja! Venga, pues qué les digo, entonces...
—No sé..., podías empezar presentándote, diciendo qué haces, cómo te sientes y desvelar algo que provoque suspense... ¡pero sin hacer espóiler, que te conozco y te veo venir! Por favor; Valen, por favor; que me la lías cada dos por tres.
—¡Mis cojones treinta y tres!
—¡¡¡VALEN!!!
—¡Ja, ja, ja! Veeenga, va; lo tengo, tu tranqui... mazín.
A ver, peña, aupa. Pues, veréis, yo me llamo Valen, de Valentina y, bueno, aquí me tenéis ensayando, con la lágrima asomando, una de las escenas centrales y de las más emotivas de esta... pesadilla. Concretamente, estoy sentada a la mesa, comiendo con Igor, mi compañero de reparto, que acaba de bajar a por tabaco a eso que él llama sótano y que no es más que un puto zulo de los de toda la vida; pero va, vamos al grano, mariano; venga, va. Veréis, en cuanto vuelva del zulo, voy a pedirle que... me mate.
—Joder, Valen; ya te has pasado contando; no, si ya lo sabía yo...
—Bah, vosotros ni puto caso a este sinsorgo. A ver, que ya sé que estáis pensando "pues vaya mierda de avance; osea a la tía ésta, a la protagonista, se la carga el maromo ése y nos jode el suspense a medio relato".
—No sé, pero yo también lo pensaría y no querría saber nada más del asunto. Te has pasado dos pueblos, guapa.
—Callaaaa, que lo arreglo. Veréis, pues nada de eso hermosos, porque lo que aún no os he dicho es que él, Igor, también casca, caput... muere.
—¡Pues lo acabas de arreglar! Ahora pensarán "chico mata chica y luego se suicida, ¡qué ruina de suspense!; al carajo, me voy a ver Supervivientes".
—Pero qué guapo te pones cuando te enfadas; anda calla, que ni puta idea tienes, parece mentira que seas escritor. Anda, calla; calla y aprende.
Seguramente, queridos lectores, hayáis pensado lo que dice mi Floren, ¿a que sí? Pues, siento deciros, almas de cántaro, que no dais ni una. Veréis, el caso es que no os había especificado que, en realidad..., morimos todos.
—¡No, si ya... porqué no lo lees en voz alta y empezando por el final, total!
—¡Ja, ja, ja!, que me meo de risa. Anda, quitaaaaa, quita.
Antes de que os de por pensar demasiado, qué os parece si os aclaro que cuando digo que morimos todos, realmente me refiero a todos: nosotros y... vosotros.
—Vaaaaya, Valen; ésto... ya es otra cosa.
—¿Lo ves?, aunque siempre quedará algún hipocondríaco, tiquismiquis y listillo que dirá "¡ah, pues yo, por si las moscas, no lo voy a leer y me borro de este maldito blog". Pues tranquilo, Floren, que a esos les aclaro que sus planes no les van a servir de nada, porque, queridos invitados, quiénes dais por sentado que nosotros y vosotros se refiere a personajes y lectores, volvéis equivocaros en vuestras deducciones: todos es TODOS, no se salva ni mi querido creador. Hala, que avisados estáis.
—Pues, creo que te debo una disculpa, Valen; te ha quedado muy bien, sí.
—Gracias guapi. Y si te sientes tan agradecido, ¿porqué no me pones mi canción? Va, vengaaa, Floooo, que menuda musiquita me has colocado, oyes. ¡Joder qué castaña!
—¡Valentina!
—Pero ¡cómo me pone cuando se enfada! Vaaaaaaa, ponme Flo; andaaaa, pónmela ¡y te como la cara!
—Valentina, no seas mala, Valentina; no seas mala...
"Bad Valentine"
Transvision Vamp
It feels like Spring again
You sprung this on me and then
It feels like Spring again
But I guess it never really ends
It just comes around again
And I collect all the cards that you sent
But I could not say
If I should stay
I might not even
Even remember your name
Oh what a shame
Oh I'm a bad valentine, a bad valentine
I'm a bad valentine
Oh I'm so bad, bad, bad, all the time
Oh I'm a bad valentine
Ooh I love you baby
Aah I love you maybe
Ooh I love you baby
Or maybe, maybe I'm just insane
It feels like Spring again
You sprung this on me and then
It feels like Spring again
But I guess it never really ends
It just comes around again
And I collect all the cards that you sent
But I could not say
If I should stay
No I might not even
Even remember your name
Ain't that a shame
Oh I'm a bad valentine, a bad valentine
I'm a bad valentine
Oh I'm so bad, bad, bad, all the time
Oh I'm a bad valentine
Oh I'm so bad, bad, bad, all the time
Oh I'm a bad valentine
Oh I'm a bad valentine
Oh I'm a bad valentine
Me siento como la primavera otra vez
Me dijiste ésto y entonces
Me siento como la primavera otra vez
Pero supongo que nunca termina
Simplemente vuelve a aparecer
Y recojo todas las cartas que enviaste
Pero no podría decir
Si debería quedarme
Tal vez ni siquiera
Recuerde tu nombre
Oh, qué vergüenza
¡Oh, soy un enamorado malo, un enamorado malo!
Soy un enamorado malo
Oh, soy tan malo, malo, malo, siempre
Soy un enamorado malo
Aaah, te amo, cariño
Oooh, te amo, tal vez
Oooh, te amo cariño
O tal vez, tal vez, sólo estoy loco
Me siento como la primavera otra vez
Me dijiste ésto y entonces
Me siento como la primavera otra vez
Pero supongo que nunca termina
Simplemente vuelve a aparecer
Y recojo todas las cartas que enviaste
Pero no podría decir
Si debería quedarme
No, incluso ni siquiera podría
recordar tu nombre
¿No es una pena?
¡Oh, soy un enamorado malo, un enamorado malo!
Soy un enamorado malo
Oh, soy tan malo, malo, malo, siempre
Soy un enamorado malo
Oh, soy tan malo, malo, malo, siempre
Soy un enamorado malo
Soy un enamorado malo
Soy un enamorado malo
Apéndice:
Teresa Catalán
-Página web: enlace aquí.
-De la vida y otras músicas (artículo en PDF): enlace aquí.
-Vídeo completo de Printzesaren Dantza / La Danza de la Princesa:
Franz Schubert
-Biografía: enlace aquí.
Diego Fernández Magdaleno
-Biografía: enlace aquí.
-Blog Las palabras del agua: enlace aquí.
-Página de Facebook: enlace aquí.
-Cuenta de Twitter: enlace aquí.
-Canal de Youtube: enlace aquí.
György Kurtág
-Artículo y biografía en El cultural: enlace aquí.
Pablo Álvarez Fernández
-Blog Pablo, la música en Siana: enlace aquí.
Wendy James
-Web oficial: enlace aquí.
-Artículo y biografía de Sordo Medina sobre Wendy James y Transvision Vamp: enlace aquí.
Muchas gracias a todos por vuestra atención, cuidaos mucho y espero veros de nuevo por aquí en:
24: PRELUDIO Y FURIA
-próximamente-