"Coged las rosas mientras podáis,
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta..."
Walt Whitman, poeta estadounidense.
Gracias Marilyn, lo has hecho muy bien, lástima lo del avión, pero no importa, ha sido todo un detalle, de verdad. ¿Qué? ¡Bah! Tú, que me miras con buenos ojos. ¿Eh? Sí, bueno... gracias, tú tampoco estás mal.
Hoy es 10 de marzo, mi cumpleaños. Y hoy y sólo hoy he decidido hacer el mayor ejercicio de evanescencia, soberbia y egocentrismo conocido hasta la fecha. Porque sí. Porque yo, mí, me y conmigo. Porque yo lo valgo.
Con el permiso de Ptolomeo y de Galileo hoy, y sólo hoy, el Universo conocido y por conocer gira en torno a mí. El día de hoy, y sólo hoy, ha de estar marcado en rojo en todos los calendarios y vosotros, simples mortales, invadid calles y plazas para celebrar tan magno acontecimiento y levantad colosales monumentos para honrar mi tremenda magnificencia. ¡Que suenen las trompetas y clarines!
"Sound the trumpet"
Sound the trumpet till around
You make the listening shores rebound.
On the sprightly hautboy play
All the instruments of joy
Thath skillful numbers can employ
To celebrate the glory of this day.
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El sonido de la trompeta
hace que la música rebote en las costas
hacia tu alrededor.
Se tocan el alegre oboe
y todos los instrumentos de la alegría
que la habilidad permite usar
para celebrar la gloria de este día.
El músico británico Henry Purcell compuso en 1694 la "Oda para el cumpleaños de la Reina Mary II, Come ye sons of art" entre cuyos números figura este precioso Sound the trumpet que acabáis de escuchar, en esta ocasión interpretado por dos contra-tenores británicos: James Bowman y Christopher Robson.
Hoy, y sólo hoy me amo a mí mismo como nadie puede amarme. ¿Quién me va a amar más y mejor que yo mismo, que soy quien mejor me conozco? Ya, ya sé que existe una respuesta, pero hoy, y sólo hoy, me arrogo este derecho, so pena de abrasarme en la hoguera de las vanidades. Me da igual, hoy, y sólo hoy, me proclamo incombustible e ignífugo y decreto que el verbo amar se conjugue junto e inseparablemente con el pronombre me.
Amor propio, ¡ah, qué hermosa expresión! Me la quedo, sólo para mí. ¡Expropiada! Pero hoy, y sólo hoy.
"Pur ti miro, pur ti godo"
Pur ti miro, pur ti godo,
Pur ti stringo, pur t'annodo.
Più non peno, più non moro,
O mia vita, o mio tesoro.
Io son tua, tuo son io,
Speme mia, dillo, di,
Tu sei pur l'idol mio.
Si mio bem.
Si mio cor.
Mia vita si.
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Ya te miro, ya te gozo,
Ya te estrecho, ya te abrazo.
Ya no peno, ya no muero,
¡Oh mi vida! ¡Oh mi tesoro!
Yo soy tuya, tuyo soy.
Mi esperanza. Dilo, di.
Eres tú, ídolo mio.
Sí, mi bien.
Sí, corazón.
Vida mía, sí.
Claudio Giovanni Antonio Monteverdi, fue el artífice de la ópera "L'incoronazzione di Poppea" incontestable obra maestra del teatro lírico en la que se incluye este Pur ti miro, uno de los duos amorosos más bellos que se han escrito en el mundo del teatro lírico. Interpretado en esta versión por la soprano canadiense Susie LeBlanc y el contratenor americano Derek Lee Ragin, en los papeles de Popea y Nerón respectivamente. Glorioso.
Venga, no os arrodilléis, no es necesario. Por mucho que los espejos reclamen mi augusto reflejo, por mucho que el viento silbe mi nombre y las aves trinen en clave de Yo, no es necesario que me alabéis, ni siquiera deberíais adorarme... bueno, un poquito sí, ¡si es que lo estáis deseando! pero sólo un poquito que ya se sabe que los excesos no son buenos en nada, no, ni siquiera por motivos tan comprensibles como este. ¡Bah, venga! Os permitiré que me hagáis un poquito la ola... ¡Ah, qué placer! Hoy, y sólo hoy, me siento inmortal, me siento dios, un dios menor, pero un di... ¡Eh, adónde vais! ¡Volved! No...
¡Maldito Newton! Vaya, ahora que había llegado tan alto, estaba tan enmimismado que se me olvidó abolir la ley de la gravedad y ya sabéis, todo lo que sube, baja. Irremediablemente. Y menuda caída me espera. A ver... hum... egoísmo, soberbia, vanidad, sacrilegio... ¡Uf, la que me espera! Será mejor que vaya haciendo méritos, si quiero volver a ser, al menos, una pizca de lo que era antes: nada. ¡Qué vergüenza!
"Rex tremendae"
Rex tremendae majestatis
qui salvandos salvas gratis,
salva me fons pietatis.
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Rey de tremenda majestad
que salvas libremente a los elegidos,
sálvame, fuente de piedad.
qui salvandos salvas gratis,
salva me fons pietatis.
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Rey de tremenda majestad
que salvas libremente a los elegidos,
sálvame, fuente de piedad.
Un grito desgarrador suplicando la salvación del Único que tiene el poder de concederla ante el inevitable Juicio Final al que todos seremos sometidos, ese es el motivo del tema Rex tremendae, perteneciente al magnífico Requiem que el maestro Giuseppe Verdi compuso en 1874.
Hay que ver lo poco que dura la alegría en casa del pobre. Y, para más INRI, por dejarlos para el final, me he quedado sin disfrutar los mejores placeres, la gula, la pereza y la lujuria, así que mientras Él se lo piensa me voy a tomar un desayuno imperial, luego me iré a dormir hasta que vuelva mi amada oscuridad y entonces...
Perder la inmortalidad y el halo de divinidad que tan bien me quedaba ha sido un duro golpe del que tardaré mucho en recuperarme, menos mal que aún me queda el consuelo de seguir siendo escandalosamente hermoso.
O no.
¡Ole tú! Y felicidades.
ResponderEliminarAy, ya pasó. Gracias hombre.
EliminarDi que sí, un día es un día ;) Así que, a disfrutarlo y a quererte mucho!! Toma, otra ola para ti!! Ese José cómo mola, se merece una ola!! Uuueeeeeeeeeee jijiji
ResponderEliminarMuchísimas felicidades! Abrazo fuerte!! ^^
JA JA JA JA, ay, Señor, gracias, Carmen.
EliminarHolaaa, hombre del amor a sí mismo, y cómo no, es lo mejor que tienes!! :D :D
ResponderEliminarAsí se cumplen los años con calidad, ¡¡bravo!!
Te felicito, de nuevo con atraso, :)))
Es mi signo. ;)
Por cierto: me encantan tus relatos ...
Hasta la próxima ...!! ;)
Muchas GRACIAS, mi querida Encarni; no ha de importar el retraso, sino la meta; y ésto afirma quien vive obsesionado por el tiempo -y no precisamente el meteorológico-.
EliminarBesos, abrazos y reverencias.
Muchas felicidades y perdóname por la tardanza. Yo creo que amarse a uno mismo es un acto de valentía, no siempre nos tenemos en cuenta, ya sea por pudor o por la educación convencional que nos inculcan desde ese mal llamado sentido común. Cada persona es un mundo y yo creo que es muy lícito aspirar a la inmortalidad. Por ejemplo lo conseguimos con nuestros escritos. Quedarán para siempre en internet. Te mereces dedicarte este post. Un beso fuertote. Ah, yo también amo lo que escribes y la música que pones ;)
ResponderEliminarMuchas GRACIAS, Marisa, y también, perdón por el retraso. Tengo una amiga divina que luce túnica negra y porta guadaña de atrezzo, que me pone en mi sitio cuando filosofeo conmigo mismo acerca de la inmortalidad. Me consuela pensar que mis escritos y yo vagaremos juntos por el Universo infinito, ellos en forma de bits, ondas de radio o lo que sea, y este hermoso cuerpo, deconstruído a nivel atómico, molecular o lo que sea; y billones de bits y átomos de todos nosotros nos encontraremos infinitamente por esos inexcrutables espacios. Hasta entonces, cuidemos esa amistad.
EliminarBesos agradecidos.