Los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma".
George Bernard Shaw, escritor irlandés.
Que no, que os lo digo yo, que no importa, hacedme caso. Veréis, yo tenía un instrumento, digamos de tamaño estándar, que tampoco era una cosita como para quejarse, vamos; lo que ocurre es lo de siempre, que nunca nos conformamos con lo que tenemos y un día ves (sin querer, claro) otro más largo, otro día escuchas (siempre sin querer) que el de fulanito tiene tal diámetro... y, claro, llega el día en que, no sé si por complejo, envidia, codicia o soberbia ya no te sirve de consuelo aquello de que 'lo importante es saber usarlo'.
No. Se te mete esa idea en la cabeza y ya no hay consuelo posible. Lo quieres, lo necesitas más grande, más largo, más grueso y más todo. Buscas desesperadamente un catálogo y... ¡ahí está! ¡ESE! Ese es el que yo quiero, 'pero si parece que lleve escrito mi nombre'... Error, ¡GRAN ERROR! Sí, yo caí en él y no tardé mucho tiempo en darme cuenta de ello, fue casi de inmediato, al poco tiempo de tener en mis temblorosas manos aquel enorme, descomunal y duro aparato: ¡64 centímetros de aparato!
Como os decía, no tardé mucho en darme cuenta de que -hablando en plata- había echo el gili, aunque, queriendo subsanar el error... bueno, ya sabéis lo de tropezar en la misma piedra dos veces, resumiendo: poco después pude disfrutar de las livianas formas de mi nuevo dispositivo de tan sólo ¡48 cm!
¡Vaya! Esto ya era otra cosa, al menos más manejable. Sí, me lo pasé de muerte con mi nuevo juguete, lo exprimí todo lo que supe y pude, ¡ah, cuántos buenos y placenteros momentos! Pero ¿sabéis qué? Pues, que terminé por darme cuenta de que debería haberme conformado con el original. Sí, disfruté de nuevas sensaciones, de nuevas experiencias, pero no conseguí mejorar lo que ya había conseguido con aquella mi original herramienta de... 32 cm.
Sí. Con aquella primera hermosura ya había explorado todos los caminos que mi deseo, alimentado de forma autodidacta, me había permitido. Sí, me lo había pasado en grande, me había divertido de lo lindo en aquellas desenfrenadas sesiones, ya fuesen en grupo, en tríos, a dúo o, sí, también a veces, en solitario:
"Fantasía en re menor TWV 40:4"
(Largo- Vivace- Largo- Vivace - Allegro)
(Largo- Vivace- Largo- Vivace - Allegro)
¡Ah, qué maravilloso sonido! Tan dulce. Sí, la flauta de pico es mi gran debilidad en cuanto a instrumentos musicales se refiere. A lo largo de los años he atesorado una nada desdeñable cantidad de bellísimas obras creadas para este grácil instrumento, destacando entre ellas las fantasías y sonatas del prolífico compositor alemán Georg Philipp Telemann, de las cuales habéis podido escuchar un ejemplo y os invito a disfrutar de otro:
"Sonata en fa mayor, TWV 40:F2"
(1er. mov: Vivace)
(1er. mov: Vivace)
"Sonata en fa mayor, TWV 40:F2"
(2º mov: Largo)
(2º mov: Largo)
"Sonata en fa mayor, TWV 40:F2"
(3er. mov: Allegro)
¡Vaya, pero que desconsiderado soy! ¿No os he enseñado aún mi juego de flautas? Perdonadme, estaréis ansiosos por verlo desde el primer párrafo, ¿verdad? Ahí va:
¿A que son bonitas? Dos soprano (una Hohner de madera y otra Bontempi de material plástico y digitación barroca, para entrenar); una alto (también plástica y barroca) y la gran tenor, con llave.
El 'culpable' de que uno disfrute de esta afición fue... ¡el cine! Un veraniego día de mi desocupada juventud esperando con impaciencia en una acogedora sala de cine la proyección de no recuerdo que película, me quedé prendado de una preciosa melodía con que el hilo musical llenaba el ambiente. Se me quedó grabada para siempre y tardé muchos años en saber que era el tema central (largo) de uno de los tres maravillosos conciertos para píccolo había compuesto el asiduo visitante de esta preciosa montaña, el gran Don Antonio Vivaldi. ¡Qué hallazgo más feliz! Hasta el día de hoy seguí buscando y encontrando pequeños y grandes tesoros musicales, pero es de éste del que mejor recuerdo guardo. Os invito a escucharlo y verlo en este vídeo del último Festival Internacional de Flauta y Píccolo, celebrado este año en Venezuela. La intérprete solista, una de las ganadoras de dicho certamen y por lo visto -y oído- una gran promesa y futura estrella, se llama Iráis Martínez:
"Concierto para píccolo y orquesta en do mayor, RV 443".
(Allegro non molto - Largo - Allegro molto)
(Allegro non molto - Largo - Allegro molto)
Pues, ya veis, todo empezó gracias a mi obsesión por no entrar nunca al cine una vez que hubiese comenzado la proyección. ¡Qué cosas! Y en cuanto a la cantidad de cosas que deseéis tener, pensad que quizás seáis más felices sabiendo que no las necesitáis.
Que no... eso tampoco lo necesitas. Venga, si sientes una imperiosa necesidad de probarlo... yo te entiendo y estoy dispuesto a dejarte el mío. ¿Vienes?
O no.
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